La peculiar silueta de las piedras de río se debe al choque entre ellas por la fuerza con la que el agua cumple su recorrido, desgastando y puliendo estos minerales para crear así únicas figuras que resaltan el esplendor de estos cuerpos de agua y el ambiente que las envuelve. La erosión de las piedras tiene una relación estrecha con nuestra esencia como seres humanos, quienes vivimos esta dimensión de distintas maneras; son las experiencias y la interacción con otros lo que nos marca y nos define, y a pesar de la intensidad con la que nos impacten, resultamos siempre seres únicos y con belleza propia.